Elba a la cárcel, Padrés en la incertidumbre «El Zancudo»

Elba-Esther-GordilloElba a la cárcel, Padrés en la incertidumbre

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Arturo Soto Munguia / 2013-02-27

La cortinilla de humo que los genios de la ‘comunicación hecha gobierno’ tendieron ayer por la mañana se fue al caño.

Definitivamente los operadores del Nuevo Sonora la traen volteada. Si el domingo le apostaron al golpe definitivo para amedrentar, provocar e infundir el terror con encauchados que pasaron de la provocación a la violencia física, seguros de que al día siguiente armarían todo un operativo mediático a partir de una ‘noticia bomba’ sobre reos fugados y captura de funcionarios implicados, les volvió a fallar.

Justo ayer, la PGR anunció la aprehensión de Elba Esther Gordillo. La poderosa dirigente del sindicato magisterial capturada por agentes federales en el aeropuerto de Toluca, acusada del desvío de más de 2 mil 600 millones de pesos, sacó de la agenda mediática cualquier otro tema.

Y especialmente en Sonora, no solamente se posicionó como la ‘gran noticia’, sino que echó por tierra la cortinilla de humo tendida por los cada vez más diezmados ‘operadores’ gubernamentales, preocupadísimos por borrar de la agenda el tema de los vándalos encapuchados que pretendieron romper a punta de madrazos una manifestación pacífica.

Que se fugaron unos presos y que había funcionarios del sistema penitenciario involucrados, fue tema o solamente no pudo detener la marejada de videos, fotografías, testimonios diversos sobre lo ocurrido el domingo en Hermosillo, cuando un violento grupo de choque dirigido por personas plenamente identificadas con el PAN-Gobierno intentaron hacer correr la sangre en las calles de la ciudad.

Se impuso la mesura de un movimiento integrado mayoritariamente por personas que por primera vez toman la calle y lo hacen con esa cierta dosis de ingenuidad de quien confía en las leyes, en el gobierno, en los discursos que hablan de libertades. Por eso van a las marchas con sus madres, con sus hermanos y hermanas, con sus hijos e hijas. Porque no creen, no conciben que desde la perversidad de los gobernantes, se pueda organizar un ataque como el del domingo, donde apareció la sangre y la violencia.
Donde quedó claro que al mejor estilo del fascismo, el poder se ejerce, no se comparte. Que a la disidencia hay que convencerla, y si no se puede, hay que madrearla con todo el peso del estado. Con todo el control de los cuerpos policiacos para actuar o para desaparecer. Con toda la impunidad que otorga el hecho de ser gobierno. Una pena.

II

Si los ‘estrategas’ del Nuevo Sonora suponían que borrarían de las redes sociales y de los medios de comunicación masiva la disparatada y burda intención de amedrentar a chingazos a los ciudadanos, sólo contribuyeron a encender más la rabia contra un gobierno represor y tramposo.

Si pensaban que con una ‘noticia bomba’ como la captura de funcionarios del sistema penitenciario involucrados en actos de corrupción para liberar reos antes de que cumplieran su condena, se reivindicarían frente a una sociedad agraciada, se volvieron a equivocar.

El tema durante el día siguió siendo la grotesca forma de reprimir a ciudadanos pacíficos. Las redes sociales, las pantallas de TV, las estaciones de radio, los portales electrónicos se encargaron de documentarlo.

Desde la comodidad de sus sillones, los funcionarios de la comunicación institucional, los responsables de la operación política, no tuvieron más alcances que los mostrados hasta hoy: “vamos a crear en Twitter un Hashtag que diga que Sonora es más fuerte y que Sonora es más seguro”.

Genial.

La realidad los volvió a hacer garras en redes sociales. Para cuando quisieron ir por la leche, la sociedad encabronada ya regresaba con el queso. Para cuando quisieron pagar por unos chicles, la gente ya venía haciendo ‘bombas’.

Lo mejor que se les ocurrió es reunir a 14 periodistas, presuntos líderes de opinión, para elaborar un diagnóstico de lo que ocurre en Sonora y compartirlo con el gobernador.

Otra falla. Los interlocutores del gobernador eran, en su mayoría, “yes sir”. Y el que decía “no señor”, pues simplemente era descalificado.

Y cuando por fin surgió la maravillosa idea de soltar una gran cortina de humo con el tema de los reos fugados y la captura de funcionarios corruptos, desde el gobierno federal surge la noticia de que han capturado a Elba Esther Gordillo.

Cualquier otro tema fue borrado de la agenda mediática. Y no sólo eso. Alimentó todas las versiones acerca de las complicidades, los pactos, los acuerdos de la dirigente magisterial con el gobernador de Sonora.

El golpe para Guillermo Padrés, por si algo le faltaba, ha sido durísimo. Las esperanzas de que recapacite, sin embargo, son directamente proporcionales a sus fracasos.

En Sonora no hay diálogo, no hay acuerdos, no hay política. Lo que hay es sólo la enfermiza obcecación de ejercer el poder desde una sobre ideologizada convicción de que ellos son los buenos y todos los que disienten son los malos y hay que exterminarlos.

Por eso las marrullerías legales, por eso el acoso fiscal, por eso las amenazas, por eso el recurso de la violencia, la sangre y si es menester, los muertos.

El asunto es más serio de lo que parece. Especialmente cuando Guillermo Padrés se juega sus últimas cartas para tratar de ganar en lo local, mientras desde el gobierno federal le soplan de fea manera a su endeble, frágil castillo de naipes.

La aprehensión de Elba Esther Gordillo tendrá repercusiones en Sonora, de dimensiones aún impredecibles. Uno de los pocos aliados que le quedaban a la maestra es Guillermo Padrés. Al mismo tiempo, una de las pocas aliadas que le quedaban a Guillermo Padrés, era la maestra, hoy en la cárcel.

Buena parte de los servicios de inteligencia del gobierno federal, deben estar puestos en Sonora, donde ya se asomó la sangre.

¿Para qué esperar a que haya muertos? El gobierno federal debe voltear, urgentemente, a Sonora, donde la ingobernabilidad parece inminente.

La declaración de Guillermo Padrés, reconociendo que el grupo de jóvenes encapuchados y violentos que atacaron arteramente a ciudadanos de Hermosillo, son un ‘movimiento social’, le da certificado de validez a la violencia como recurso de la política. Después de eso, lo que sigue es el terror. Sonora no lo merece.

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