Manuel Fernando López
Para quienes estuvieron en el “paraíso” por bastante tiempo, no debe resultar fácil, resignarse a “vivir en el error” – fuera de la amada teta presupuestal—y, en consecuencia hacen hasta lo indecible para a como de lugar seguir en lo mismo, así sea con la eterna firma de la casa: la traición y obvio el deshonor.
Desde hace años, en Sonora, el Movimiento por el Libre Tránsito, emprendió una lucha increíble por, eliminar el cobro leonino en las casetas de cobro, por concesionarios protegidos por los gobiernos federales en turno y, en el camino muchos de sus integrantes fueron a dar a la cárcel injustamente.
En este camino, surgieron muchos léperos y vividores que aprovecharon la coyuntura para “hacerse de mulas Pedro” y, estirar el bote a los automovilistas so pretexto de “lo que guste cooperar para la causa” y, entre tales hampones figuran Florentino Vásquez y el ex diputado local René Noriega –vividor a expensas del PRD de los “chuchos”—quienes en honor a los “cochis” no quieren soltar la jugosa mazorca económica que les hincha de dinero sus bolsillos.
El primero, incluso acusó al actual gobernador Alfonso Durazo de narcotraficante y que le dio al entonces vocero del Movimiento por el Libre Tránsito, Alfonso Cannan Castaños –hoy digno titular de Bienes y Concesiones—diez millones de pesos para dejar la lucha.
Luego declara que en forma temeraria –lengua larga y uñas también –que el de Bavispe negociara con él –con Florentino—en este asunto.
Simple y sencillamente la desesperación auspiciada por René Noriega para volver al “paraíso” y seguir mamando de la ubre a la que tan impuesto quedó.
Lo más lamentable es que no es ajeno a esta situación, Cervando Castelo Flores, representante de Gobernación en Sonora , quien fue convocado por el gobernador para buscar una salida al conflicto de las casetas y, este como consta en archivos, anunció que iban a liberarse las mismas y Capufe retomaría el control.
Uno de los puntos torales en este asunto fue que los automovilistas sonorenses, quedarían exentos de pago a lo largo de la rúa federal.
Sin embargo, Cervando, burlándose del gobernador y, mostrando un claro favoritismo para con su viejo amigo perredista –René Noriega—pretende empoderarlo y meterlo a como de lugar en la ansiada nómina de gobierno.
Bien dicen que origen es destino o como dice la canción, “el zorro pierde el pelo, nunca sus mañas”; en cuanto a Florentino Vásquez, ni en la cárcel lo tolerarían y, cierto es que no tarda en pisarla, porque la paciencia de Alfonso Durazo tiene un límite.