Manuel Fernando López
En todo este batarete de las famosas alianzas entre partidos llamadas eufemísticamente “coaliciones”, en clara demostración de ausencia de liderazgos capaces de atraer el voto ciudadano y, que al final de camino, cuando lleguen los triunfos para los ungidos con el báculo de tal responsabilidad, aflorarán sin lugar a dudas las naturales ambiciones por el poder logrado y, lo coloquialmente conocido como “repartir el queso”.
Es la condición humana inevitable de todos los actores en este drama y, en especial por la gubernatura de Sonora; donde el único candidato que no requirió de “bules para nadar” fue Ricardo Bours Castelo, quien cobijado por el Movimiento Ciudadano, lanzóse lanza en ristre a buscar el voto ciudadano en aras de llegar a presidir el Poder Ejecutivo.
Más allá de la anterior disgregación, vale la pena mencionar cómo en días pasados –viernes para ser exactos—en Ciudad Obregón, la coalición de Morena, PT y Partido Verde, representada por Alfonso Durazo Montaño rumbo al gobierno de la entidad, tuvo una fisura muy importante en su caminar: una, que bien puede llamarse como “colisión” en lugar de “coalición”.
Mientras el de Bavispe, Alfonso Durazo, efectuaba una reunión con simpatizantes en la colonia “Villa Bonita” de Ciudad Obregón, las huestes comandadas por Ana Gabriela Guevara y su fiel escudero, Ramón Flores Muñoz, vocero del PT en la entidad, hacían lo mismo, a la misma hora y, en la misma ciudad, pero en el hotel “Yori Inn” al parecer propiedad de Jesús Félix Olguín, una vez alcalde de Cajeme.
¿Qué pasó entonces con la famosa coalición, con la unidad en torno a Alfonso Durazo?: ésto, para el buen entendedor es un rompimiento; algo no fue acordado entre las partes para dicha rebelión, que hace recordar aquella de “Rebelión en la Granja”.
Para muchos, la presidida por el de Bavispe, fue un éxito, mientras la del hotel, con todo y la presencia de la “gacela de Sonora” no cumplió con las expectativas generadas.
Algo o mucho huele mal en esta “coalición”; tanto que ya huele a “colisión” y, a estas alturas es muy peligroso.
¡Alea jacta est!.