Manuel Fernando López
Sin ambages, sin poses, mira fijo al reportero y responde la pregunta: “sí, voy por la reelección como alcalde”.
La plática, más que entrevista ,transcurre en su oficina, transformada físicamente –llovía más adentro que afuera, recuerdan en broma—en compañía del contralor Luis Oscar Ruiz Benítez y mi colega Carlos Armando Briones Armenta.
Sosegado en su hablar, pero imparable en el hacer para su amado Nogales, sabe que para tal propósito –la reelección—lo avalan las obras, los hechos; sabe que en el caminar, ha “pisado muchos callos”; nombres que no escapan de sus labios, pero cuyas trapacerías y bandidajes, brincan porcada rincón de esta frontera.
Una frontera cuya orografía ha sido y es uno de los principales retos para cuantos presidentes lo han antecedido; excepciones de quienes cumplieron su responsabilidad los hay; pero abundan quienes clavaron sus garras en el erario y, hoy en día juegan a la desmemoria en aras de seguir viviendo a costa de la generosa ubre presupuestal.
Va uno: Cuauhtémoc Galindo sobre quien pesan más de treinta denuncias interpuestas en esta administración; todas por el vil manoteo que hizo de las arcas municipales.
Hoy, este “cascajo” –así definió a esta gente, Alfonso Durazo Montaño—se despojó del traje azul—PAN—y brincó a Morena, para no “vivir en el error”.
Basta contemplar el periférico Luis Donaldo Colosio, obra arrancada tras lucha titánica por Jesús Pujols Irastorza a la federación; por cierto en el largo camino de tal recurso, este llegó a manos del gobierno estatal –Cidur—donde lo modificaron, en aras de beneficiar a contratistas cercanos a este gobierno.
No es la única, ahí está el represo –abundaban las inundaciones de casas – la recuperación de parquímetros concesionados a particulares , así como del parque industrial.
En fin, amén de tales e importantes obras para una ciudad en constante y brutal crecimiento, serán los nogalenses en las urnas, quienes decidan ser regidos de nueva cuenta por Jesús Pujol Irastorza.
