El Silencio de Ernesto
Manuel Fernando López
Si algo ha acompañado siempre a Ernesto Gándara Camou, en su trayectoria política es la congruencia y mesura—salvo aquel, “a mi nomás me sentaba mi padre…”—cualidades que hablan de un político sabedor de los famosos “tiempos” en el escabroso oficio.
También aquello de que la política es el arte de lo posible y, en este esquema el ex alcalde de Hermosillo, juega desde hace rato; aún cuando muchos quisieran que “El Borrego”, se lanzara con todo el ímpetu y, a voz en cuello por la gubernatura del estado, él se mantiene a la expectativa, contemplando el escenario desde su atalaya.
Todo lo dicho y escrito respecto a sus planes en tal sentido, únicamente son buenas intenciones –¿¡– y, más ante el escenario actual donde su majestad Covid 19 tiene la última palabra ante las pretensiones del ser humano y, más en el pantano asqueroso en que han convertido el noble oficio de la política.
Primero, levantar al muerto
Suponiendo sin conceder o concediendo sin suponer, que Ernesto Gándara, busque el camino de las alianzas o coaliciones –podrían volverse colisiones—con partidos políticos ajenos al PRI, origen y esencia de su ADN, primero debe levantar a un muerto , que hace rato está sumido en los novenarios por parte de “El Pato”, Pensar que EGC, abandone al partido al que todo debe –hasta traiciones—suena difícil; tanto como que éste quienes se creen dueños de éste, entiendan que hoy más que nunca, la caballada está más que flaca y, no se ve en lontananza alguien con el suficiente liderazgo como él, para izar de nuevo los pendones del tricolor.
En fin, todo vendrá por añadidura; mientras quedémonos en casa, viendo pasar la furia del Señor.
¡Alea jacta est¡