Una vez pasado el tsunami de López Obrador y despejadas las aguas, el movimiento encabezado por MORENA logró obtener la Presidencia de la República, la mayoría en el Senado y el Congreso de la Unión, así como una gran cantidad de Municipios y Congresos Estatales. Ante este avasallador avance político, los ojos de la sociedad –no solo del país sino los ojos financieros internacionales además de los partidos políticos que sobrevivieron al descalabro político– estarán fijos en cada una de las acciones que realicen desde el Presidente de la República hasta los diputados locales y l@s alcaldes municipales.
Hay que recordar que el electorado manifestó que había que castigar severamente al PRI por su sistema político indeseable y sus niveles de corrupción. Y al PAN y al PRD por imitadores grotescos del PRI. Las causas generaron una rebelión de los ciudadanos ante el hartazgo por la corrupción, la impunidad, la inseguridad, la pobreza, marginación, la eterna clase política dorada rapaz y la concentración de la riqueza, entre otros agravios cometidos por la clase política mexicana en las últimas décadas. El tsunami no se originó de manera espontánea; el enojo y los brotes de rebelión estaban ahí desde hace mucho tiempo, pero no había quién canalizara un liderazgo tan claro y comprometido con la base social como el de Andrés Manuel López Obrador.
La sociedad mexicana vivió muchos años de democracia simulada, de un proceso de transición nunca acabado y bloqueado por la clase política, de una creciente desigualdad y pobreza lacerante. Años de ver instituciones públicas y los recursos asignados a éstas al servicio de los privilegiados del poder económico y político –y no del ciudadano común y corriente. López Obrador ofreció a los ciudadanos lo que tanto querían oír y ello explica que la elección haya sido de enorme magnitud.
Sin embargo, dentro de algunas semanas el partido de oposición pasará a ser gobierno. En el inicio de este período de transición, el Presidente Electo se ha centrado por tomar una posición institucional como eje fundamental para la construcción de su proyecto de Nación. Fueron varios los eventos que se estuvieron dando para lograr una transición ordenada. Primero la llamada de D. Trump para felicitar a López Obrador donde señala el primero: “Tuvimos una gran conversación, como de media hora de duración, hablamos sobre seguridad fronteriza, hablamos sobre comercio, hablamos sobre el TLCAN y sobre un acuerdo por separado, sólo entre México y los Estados Unidos”.
Por otra parte, también fue clave la reunión con el Presidente Enrique Peña Nieto, en la que acordó una transición tersa, ordenada y sin sobresaltos. De igual manera las reuniones que mantuvo, en toda la semana, con los organismos empresariales como la COPARMEX y CANACINTRA, entre otros organismos de la iniciativa privada lograron mandar señales claras al interior y exterior de México.
Cierto, López Obrador prometió mil cosas en campaña y seguramente será cuestionado. Sin embargo, en política hay compromisos por cumplir en el corto, mediano y largo plazos. A partir del 1 de diciembre se podrán cumplir algunos de los compromisos de corto plazo, como el de las pensiones a los ex presidentes, la puesta en venta del avión presidencial, entre otros. La promesa de disminuir los precios de los energéticos se ubicará en el mediano plazo ya que se requiere la construcción y la actualización de las refinerías que fueron destruidas en los últimos 30 años.
Pero su promesa central fue la de acabar con la corrupción. No simular en combatirla, no, eso no, se comprometió a aniquilarla. Además señaló que en este proceso lo que se busca es una refundación moral de la república. Se trata de una cuarta transformación de nuestra historia.
Por ello resulta fundamental revisar algunos de los puntos centrales (1, 2 y 4) de la Declaración de principios de Morena donde se plantea que: “En el México actual, la vida política e institucional está marcada por la corrupción, la simulación y el autoritarismo. A pesar de ello, millones de mexicanos trabajan a diario honesta y arduamente, practican la solidaridad y se organizan para acabar con este régimen caduco.
El cambio verdadero del país comienza por cambiar la forma tradicional de intervenir en los asuntos públicos. La política no es asunto sólo de los políticos. El Partido concibe la política como una vocación de servicio, como un trabajo en favor de la colectividad, como una forma de servir a México. Es una responsabilidad y un compromiso con las aspiraciones democráticas y las causas del pueblo mexicano. Buscamos recuperar la política, hoy envilecida, como un instrumento de transformación de los ciudadanos, participando en los asuntos públicos.
- El cambio que plantea MORENA es pacífico y democrático. Busca la transformación por la vía electoral y social, lo cual supone respetar la libertad de elección, de expresión, asociación y manifestación de los mexicanos, la Constitución Política, las leyes y las instituciones que de ella emanen; y un elemento determinante, la participación democrática del propio pueblo en los asuntos públicos. No nos mueve el odio, sino el amor al prójimo y a la patria. Los cambios que planteamos los realizamos y realizaremos obligándonos a observar la Constitución y las leyes nacionales.
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Los miembros de MORENA se inspiran en la historia de lucha del pueblo mexicano. Son tres las principales transformaciones que ha habido en nuestro país: la Independencia, la Reforma y la Revolución. MORENA propone impulsar la cuarta transformación social de la historia de México”.
Esta declaración de principios debe ser adoptada por todo gobierno de MORENA, independientemente si es de un partido de coalición como es el Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social. Hay que recordar que MORENA es un movimiento que en los últimos meses se llenó de compañeros de viaje, oportunistas y todo tipo de personas, no todas recomendables.
Además estos principios deben ser soportados por los siguientes ejes para la transformación de México emanado del Proyecto de Nación 2018-2014.
1.- Política y gobierno.
El Estado puede recuperarse para ser el principal impulsor de Desarrollo Equilibrado. Proponemos un Gobierno Democrático y austero que esté al servicio de las personas y su bienestar. Queremos un país digno hacia dentro y hacia afuera.
2.- Educación, ciencia, valores y cultura.Educación para toda la juventud, sin excusas ni exclusión. Planteamos un país que apuesta a crecer a través del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología, con una clara brújula moral.
3.- Economía y desarrollo.
Un desarrollo sustentable a partir de las fortalezas de cada región, impulsado por la infraestructura de comunicaciones y tecnología necesaria para generar crecimiento equitativo. Es hora de que el trabajo dignifique a las personas.
4.- Desarrollo social.
Un gobierno que se preocupa por el bienestar de las personas: desde el rescate de la juventud hasta la atención a las personas mayores. Que vivir con dignidad sea una garantía.
El terreno de juego está delimitado y quién se salga un centímetro no será amonestado, no, será expulsado del juego con tarjeta roja. De la misma manera quién falle a las reglas del juego saldrá de manera inmediata del Proyecto de Nación.
La meta es tener un crecimiento equilibrado y dinámico; disminuir la pobreza lacerante y combatir la desigualdad y no utilizar el poder para beneficio personal, de familia y de grupo político; eso no entra en la nueva ecuación del Proyecto de Nación.
En la próxima entrega se analizarán los retos y las acciones inmediatas que enfrentarán los municipios y el Congreso del Estado de Sonora.
Dr. Carlos Germán Palafox Moyers
Investigador y Docente del Departamento de Economía de la Universidad de Sonora y Consejero del Observatorio de Convivencia y Seguridad del Estado de Sonora.